Adrianita, una madre de talla Internacional

Toda la familia de Internacional Fútbol Club de Palmira, incluyendo jugadores, cuerpo técnico, parte administrativa y personal de logística, ve a la gerente, Luz Adriana Castaño Chaparro, como una verdadera madre que está siempre presta a solucionar los más mínimos problemas que se puedan presentar en el equipo.
Y es que Adrianita, como en algún momento la llamó Óscar Ignacio ‘Nacho’ Martán, se ha convertido en esa madre adoptiva de muchos jugadores que han llegado de distintos rincones del país buscando una oportunidad en el equipo, alejándose de sus familiares directos y encontrando en la gerente a ese ser que, al mejor estilo de las madres, los aconseja, los mima, los chocholea y los cuida como si llevaran su sangre.
Historia ligada al equipo
Luz Adriana terminó sus estudios secundarios en la Escuela Mercantil y gracias a su rendimiento académico, especialmente en las áreas comerciales, fue invitada por el profesor César Augusto Viveros, a que presentara unas pruebas en la Corporación Deportiva de Tuluá con la que el educador tenía vínculos.
Solo tenía 19 años y la idea le sonó fabulosa pues era la oportunidad de aprender mucho más de lo que sabia.
“Recuerdo que pasé las pruebas y me vinculé el 2 de mayo de 1991. Ingresé a la parte administrativa en la que solo éramos tres personas pues además del gerente estaba el contador y mi persona. Desde que llegué me tocó hacer muchas cosas pues había que mostrar que sí podía. Era como una secretaria, pero con muchas labores adicionales. Con decirle que, además del trabajo en la oficina, vendía las boletas para los partidos en el estadio. Pero esa labor la hacía con amor ya que me empezó a gustar todo el entorno del fútbol”, dijo Adrianita.
Esos primeros años fueron duros, pero poco a poco las cosas fueron cambiando a la par de los buenos resultados del equipo.
El amor llegó con una manzana
Un año después de estar laborando con la institución, llegó a la oficina un señor de nombre Orlando Montaño a ofrecer un servicio de un grupo musical.
Después de ese encuentro circunstancial, el hoy jefe de logística del equipo empezó a ir al estadio y, con un cholado primero y unas manzanas después, empezó una relación que hoy se mantiene unida por el amor.
“La institución me dio la oportunidad de laborar desde muy joven, de formarme como persona y profesional. Pero también aquí formalicé mi hogar con Orlando y juntos hemos estado en todos los momentos felices y amargos del club. Ya son 33 años de labores ininterrumpidas en esta hermosa familia que me ha llevado a ser madre de dos hermosas hijas, abuela de una preciosa niña y también madre adoptiva de un grupo de muchachos con quienes me veo a menudo y que me cuentan sus inconvenientes porque no tienen al ser querido a su lado. Me enorgullezco de ser madre sustituta y trato de darles todo el calor humano que ellos requieren”, agregó la gerente.
El amor de Dios, siempre presente
Luz Adriana tiene vivos recuerdos gratos, como en el año 1993 cuando el equipo ascendió por vez primera a la división de honor del fútbol colombiano.
“Ya llevaba dos años y medio en la institución y el amor por el fútbol me arropaba. Por eso no olvido ese partido en Palmira y la celebración que se tradujo en una caravana de vehículos hasta Tuluá donde siguió la celebración con los que no habían podido ir al estadio”, dijo la gerente.
Haciendo un recuento de los momentos felices que ha vivido, la gerente resume su vida en algunos hechos fundamentales que nunca va a olvidar, como son “Los ascensos que ha tenido el equipo a la primera división, la clasificación a la Copa Libertadores, el crecimiento personal que he tenido en la empresa y la construcción de un maravilloso hogar con un hombre que me ha acompañado en las buenas y en las malas. Todo ello gracias a la bendición de Dios”, agregó.
Madre en su residencia y en la casa hogar
El hogar de Luz Adriana lo complementa su esposo, Orlando, sus hijas Susana y Melisa y una hermosa nieta que se ha convertido en la luz de sus ojos. Es Dulce María, una agraciada chiquilla que se ha robado el amor de todos en la casa.
Como si ser madre fuera fácil, la gerente ha extendido sus brazos protectores y sus sabios consejos a los jugadores del club, especialmente a quienes habitan la casa hogar. “La mayoría de ellos, por no decir todos, me comparan con sus respectivas progenitoras. Es que algunos están muy lejos de sus seres queridos y me ven como la madre que solo ven de vez en cuando. En este sentido jugadores como Héctor Quiñones y Carlos Alberto Ibargüen, me llamaban mamá. Eso es muy satisfactorio pues me daba cuenta del cariño que ellos me profesaban. Y no solo los jugadores, pues también me profesaban su cariño y respeto los técnicos Reinaldo Rueda, José Alberto Suárez, Jaime De La Pava, Sergio ‘El Checho’ Angulo, Óscar Quintabani y Humberto ‘El Tucho’ Ortiz, para no citar sino algunos.
La gerente dice que, en su paso por el equipo, han sido más las satisfacciones y alegrías. No olvida el dolor que le produjo el descenso en Manizales en el año 2017, en el último minuto del partido, pero tiene presente los grandes triunfos, los ascensos y el cariño que a diario recibe de todos los que conforman la familia de Internacional de Palmira.
“He sido una luchadora con mis hijos y con los del plantel. He logrado conseguir las cosas con amor pues me considero el faro que guía a todos los que necesitan apoyo. Y seguiré, con la bendición de Dios, por esta misma senda porque de verdad siento ese amor maternal por todos los que conforman esta hermosa familia”, concluyó la gerente.
Son 33 años de labor continua en la institución deportiva. Llegó el mismo año en que nació la Primera B en nuestro país. Y pese a algunas circunstancias adversas, ahí se mantiene al lado de esos nuevos hijos que buscan la gloria para el plantel.
¡Feliz Día de la Madre!, Luz Adriana.
Departamento de Comunicaciones
Internacional F.C. de Palmira




