William Uribe, el PF de Internacional que se formó en una familia futbolística

La responsabilidad de la parte física de Internacional FC de Palmira recae en el conocimiento y experiencia de William Uribe (32 años), un profesional de la educación física que nació, creció y ha desarrollado su vida siempre ligada al fútbol.

Es el hermano medio de un núcleo familiar donde el referente fue Fernando Uribe, un destacado delantero que jugó en varios equipos de la Liga colombiana y tuvo un buen paso en el balompié de exterior en países como Italia, México y Brasil.

William fue también un aficionado al fútbol. Desde muy niño quiso ser un destacado jugador y por eso dio sus primeros puntapiés en la escuela de fútbol que su padre tuvo durante muchos años en Tuluá.

Sin embargo, él no contó con la misma clase de su hermano Fernando y como él mismo define: “era muy regular para el fútbol y jugaba de lateral derecho suplente en el equipo (risas…).

Siempre los Uribe estuvieron inmersos en el deporte.  Su progenitor, Fernando, fue licenciado de educación física y su profesor en la educación primaria en la escuela Juan María Marcelino Gilibert en el ‘corazón de Valle’. “Mi papá ha sido el mejor profesor que tuve en la vida”.

Su madre, María Elena, también se convirtió en licenciada y en su casa se respiraba fútbol todo el día. Su padre hizo parte de la Policía Nacional y alterna a esa profesión creó que la escuela de fútbol que tras pensionarse le puso su nombre.

“La escuela de fútbol existió cerca de 23 años y tuvo su punto final en época de pandemia”, comenta. 

Con el paso de los años y ya con el sueño truncado de ser jugador profesional, a William se le comenzó a despertar esa inquietud por estar en el fútbol en otra labor y fue el de la enseñanza, tal vez por el espejo que tuvo de su mismo padre y de los mismos formadores con los que compartió en las escuelas donde estuvo.

A los 14 años tomó la decisión de no seguir insistiendo con el fútbol y a esa edad inició en la profesión que hoy lo tiene como un destacado preparador físico del fútbol colombiano.

“Yo estaba terminando grado noveno, en el bachillerato, cuando mi mamá me dice que si quiero ganar dinero. Ella se encargaba de la categoría ‘Teteros’ de la escuela de fútbol con los más pequeños y a mí me tocaba arrancar trabajos con ellos mientras mi madre terminaba labores administrativas. Gracias a esa vena de la enseñanza que siempre estuvo presente en mi familia, pude arrancar y con el paso del tiempo ya estaba enseñando en dos categorías”, indica William.

Siempre tuvo claro que no quería ser técnico de fútbol, nunca se visualizó estar parado en la raya en un partido, no era lo que lo apasionaba. 

“Lo que me gustaba era estar en el día a día con los grupos de trabajo, que físicamente se vieran bien y eso era lo que me llamaba la atención. El ser entrenador nunca estuvo en mis planes”, agrega.

Las ciencias del deporte y recreación le ganaron la pulsada a la ingeniería mecánica (egresado como bachiller industrial) y su camino lo llevó a la ciudad de Pereira donde arrancó su preparación universitaria.

Alternaba sus estudios con la labor de la escuela de fútbol los fines de semana donde descubrió que lo suyo era la preparación física.

Su hermano Fernando jugaba para ese entonces en Millonarios y lo invita a desplazarse a Bogotá para observar los trabajos del preparador físico del cuerpo técnico de Ricardo Lunari.

Conoció a Emanuel Lillini, un argentino que le habló bellezas de la profesión y lo motivó a irse a su país a seguir creciendo en su formación.

“Durante las charlas que sostuve con él me sugirió que me fuera a Rosario a estudiar preparación física.  Me dio la luz de lo que yo quería seguir haciendo y gracias al apoyo de mi hermano pude irme para Argentina seis meses después. Fue una experiencia difícil al comienzo, estuve cinco años y gracias a mucho esfuerzo, allí realizó una doble titulación: profesorado y especialización”, explica.

Laborar en Cortuluá, el trabajo soñado

Su llegada a la institución valllecaucana representó para William Uribe no solo una oportunidad laboral más sino era integrar el club del que fue hincha desde niño.

Gracias a la profesión en la Policía de su padre, este tulueño de nacimiento pudo disfrutar de los partidos de Cortuluá como una hincha especial. Tuvo la fortuna de compartir con los jugadores en la previa de los partidos y salir con ellos hasta la cancha. Eso le fue despertando un sentimiento de hincha por la escuadra de su municipio.

En enero de 2020 logró ingresar a la institución a trabajar en la categoría Sub-13 y Sub-17. Sin embargo, apareció la pandemia e hizo que todos los planes cambiaran.

Durante todo este tiempo ha podido hacer el tránsito por todas las categorías donde ha compartido con varios entrenadores hasta que su debut en el profesionalismo se dio en el último partido de la Liga 2022 cuando se dio el descenso.

“Debuté en ese último encuentro ante Águilas del profesor Leonel Álvarez, en el que fue el partido de despedida del equipo de la A. El técnico fue el ‘profe’ Jorge Peralta y lo acompaño desde entonces, cuando el equipo se fue a jugar en Yumbo y ahora en esta nueva etapa en Internacional FC de Palmira”, expone el PF.

Su hermano, un orgullo familiar

William se emociona cuando habla de su hermano Fernando. Dice que es el orgullo de la familia por toda la carrera que él pudo desarrollar. 

Dice sentirse complacido por haberle aportado un granito de arena en su carrera ya que cuando Fernando estaba en periodo de vacaciones, William le ayudaba con sesiones personalizadas para ayudarle a crecer en aspectos físicos.

Uno de los anhelos que no pudo cumplir fue haber estado con Fernando en un mismo plantel, aunque confiesa que su hermano estuvo muy cerca de cerrar su carrera profesional en Cortuluá.

“Yo le hice el ofrecimiento para que pudiera terminar en Cortuluá para tener la chance de trabajar juntos. Ese era un sueño que él también tenía, pero no se dio por un tema familiar ya que él está muy radicado en Bogotá y era muy complejo moverse ya. Pero sí estuve muy cerca de convencerlo”, apunta.

La partida de doña María Elena, un golpe de no superar

La familia Uribe tuvo hace dos años una gran pérdida y fue la muerte de su madre, María Helena, quien atravesó una dura enfermedad y que salió a la luz pública luego de que Fernando le rindiera homenajes en varios partidos de la Liga a la hora de celebrar sus goles.

“Fue perder el centro del hogar. Nosotros hacíamos todo lo que mi mamá decía, era la jefa, la generala, hasta mi papá acataba sus órdenes. La enfermedad de mi mamá tal vez influyó para que Fernando no estuviera ciento por ciento metido en su carrera. Fue un tema emocional muy fuerte para todos, incluso recuerden que la última lesión de él fue en Junior cuando se lesiona en la celebración de un gol justo después de la muerte de ella”, explica.

Agrega William que no solo su hermano sufrió por el fallecimiento de su madre. Él recuerda con mucha nostalgia que cuando se dio su debut con el plantel profesional, ella ya no estaba. 

“Yo soñaba que ella estuviera en la tribuna. A pesar de que ese partido era a puerta cerrada, uno podía tener algunos invitados especiales, ella no lo pudo disfrutar. Yo llegó al plantel profesional en octubre y ella muere dos meses antes. Es algo triste porque era el sueño de ella de verme en el profesionalismo. No pude decirle que había llegado a ese nivel”, explica.

Esposo y cerca de convertirse en padre por primera vez, William tiene motivaciones familiares que lo impulsan a seguir creciendo en su carrera. En pocos días llegará a su hogar su niña, a quien llamarán Elena, como un homenaje a su madre, un suceso que le hace llenarse de energía para darla toda con el plantel profesional de Internacional, con el que también aguarda la ilusión de poder tener una alegría más consiguiendo el ascenso a la A.

De ida y vuelta….

Jugador favorito: Faustino Asprilla.

Técnico favorito: José Mourinho.

Un PF favorito: Antonio Pintus (Real Madrid).

Un equipo favorito: Cortuluá y Real Madrid.

Un sueño favorito: Llegar a la Selección Colombia.

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